Para educar ciudadanos autónomos, con capacidad para tomar decisiones por ellos mismos y con un desarrollo cognitivo amplio, es necesario que los niños lean. La lectura es importantísima para poder conseguir desarrollar todas estas facultades en los más pequeños.
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Como dice el artículo, tenemos que enseñar a los niños a leer antes de aprender a leer, iniciarles en la lectura, no es necesario que sepan descodificar los símbolos, acercarse al acto de la comunicación, para que se inicien en la lectura a través de muchos métodos que hemos podido ver en clase en estos dos últimos años.
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Hay que enseñar a los niños a valorar los libros, porque aquello por lo que sientes aprecio, lo cuidas, te acercas a él… Tenemos que conseguir que exista una relación afectiva. El autor del artículo no puede tener más razón cuando dice que “….en la biblioteca cuando llegan los niños por primera vez si sus universos no han sido nutridos con libros y con afecto, los estantes serán desocupados de inmediato, y los libros servirán para cualquier cosa menos para “leer”. Serán pisoteados, mordidos, mutilados... Los adultos gritarán, los niños llorarán y la biblioteca se convertirá en el lugar menos apetecido por niños y adultos….”
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Tenemos que evitar esta situación, porque es cierto que se da y más a menudo de lo que pensamos, tenemos que trabajar con los niños en un ambiente cálido y acogedor, donde aprendan a respetar y valorar no solo lo personal sino también lo material. Con esto podemos llegar a conseguir en el aula un ambiente adecuado para trabajar con los libros.
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Los libros hacen crecer a los niños, de manera personal y cultural, les ayudan a descubrir mundos nuevos, a imaginar, son un medio de conocimiento; los libros ayudan a crear personas integras, y nosotras como maestras debemos fomentarla e intentar concienciar a las familias de la importancia de ello.
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